jueves, enero 16, 2014

NOTICIA 1293ª DESDE EL BAR: LA HISTORIA DE LO LOCAL A LO ESTATAL (5 de 6, más anexo)

Restaurada la monarquía tardó apenas un año en caer, el 14 de Abril de 1931 se proclamaba la Segunda República. El alcalaíno Manuel Azaña, como se ha mencionado, era uno de sus principales artífices. Alcalá de Henares acogió el nuevo régimen con grandes esperanzas. No obstante su primer gobierno local de 1931 a 1934 contó con un ayuntamiento compuesto por socialdemócratas del PSOE y políticos de partidos republicanos. En esas fechas los anarquistas alcalaínos comenzaron a organizarse, o a reunirse organizadamente, bajo el amparo de la Unión Ciclista Alcalaína (UCA), no es que el anarquismo estuviera prohibido durante la República, ni mucho menos el anarcosindicalismo de CNT, sólo que en Alcalá estos no eran fuertes hasta entonces, a diferencia del resto de España en general. El anarquismo sí estuvo prohibido con la dictadura de Miguel Primo de Rivera que se produjo durante la monarquía de Alfonso XIII. La UCA se formó en aquellas fechas de los años 1920 como una unión deportiva, aunque a fecha de tiempo pasado descubrimos que en realidad acogía a la vez de modo clandestino a muchos anarquistas de la ciudad. Uno de ellos, uno de los más activos, llegó a tener incluso una tienda de bicicletas, como se puede ver en los registros de matrículas industriales del Archivo General de la Administración. Una tienda que seguía abierta en 1930 y en posteriores años, incluso con cierta prosperidad como para abrir otra más en Madrid. Es posible que a menudo sirviera de centro de reunión de anarquistas alcalaínos con motivo de alguna actividad deportiva o mecánica de la UCA.

En 1933 el gobierno de España fue formado por fuerzas conservadoras republicanas, el Partido Radical, de Lerroux, y conservadores de todo el espectro de la derecha especialmente católico y monárquico, la coalición llamada Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), de Gil Robles, que únicamente no contaba con falangistas, carlistas y otras organizaciones aún más a la derecha. Como quiera que estos comenzaran a paralizar y anular diversas medidas reformadoras del gobierno de izquierdas anterior, comenzó una serie de protestas sociales que tuvieron serias consecuencias. En 1934 se acumularon una serie de huelgas y manifestaciones que desembocaron en un entendimiento entre algunos sindicatos y partidos para convocar una huelga revolucionaria en Octubre. El conflicto estalló con virulencia, especialmente en Asturias. El uso de las armas y los explosivos por ambas partes fue un hecho, pero los huelguistas no estaban bien organizados ni tampoco coordinados. Mientras Lerroux, jefe de gobierno, mandaba al general Franco a Asturias para acabar mediante el ejército con los huelguistas, el jefe de Estado, Niceto Alcalá-Zamora, felicitaba a los que mediante el diálogo acababan con los huelguistas de Madrid (aunque se produjeron tiroteos esporádicos en algunas zonas). Fuese como fuese fueron encarcelados los principales líderes de izquierdas, varios cientos de militantes, y prohibidos partidos, sindicatos, periódicos, ateneos… Muchos de los encarcelados lo fueron sin pruebas contra ellos, ya que eran inocentes como ha demostrado la documentación archivística y la historiografía posterior. Sin embargo no se atacó a La Falange, quien contribuyó a los tiroteos, aunque estos contra los huelguistas. Así mismo, se aprovechó para una mayor paralización de las reformas y una vuelta atrás. Muchos ayuntamientos de izquierdas fueron disueltos y sustituidos por comisiones de gobierno proclives a los conservadores. Entre ellos estaba el ayuntamiento de Alcalá de Henares, cuando sus componentes simplemente fueron acusados, sin pruebas, de no haber actuado con contundencia contra los huelguistas, fue acusación suficiente para disolverlo y nombrar una de aquellas comisiones gestoras cercanas a la derecha. En realidad era la estrategia para eliminar a los adversarios políticos. Los únicos beneficiados de la izquierda por todo aquello fue el Partido Comunista de España (PCE), el cual era excesivamente minoritario. Creció en aquella época ya que su escasa participación directa permitió que muchos de sus líderes no fueran encarcelados con posterioridad. Pudieron ganar afiliados gracias a las ayudas económicas que dieron a las familias de los obreros presos en Asturias, sobre todo a través de la organización Socorro Rojo Internacional, una especie de Cruz Roja sustentada por la Tercera Internacional. Sin embargo el mayor crecimiento del PCE vino con la Guerra Civil Española de 1936, cuando de ellos dependía la ayuda soviética. Lerroux concedió una amnistía general sobre marzo-abril de 1935, con vistas a las elecciones de Febrero de 1936. Necesitaban oposición política para existir democracia de verdad, y, además, ese gesto le podía hacer ganar adeptos en las urnas, pese a que no gustó en general a sus socios de la CEDA.

Sea como sea, en Alcalá de Henares, de la cual ya se ha comentado que sufrió las consecuencias de octubre de 1934 teniendo que disolver la corporación para ser sustituida por una comisión de gobierno simpatizante de los conservadores, tenía en realidad huelgas diversas desde 1932 a costa del desempleo. En 1933 se había constituido la CNT en la ciudad. Sus primeras actuaciones fueron a costa de defender a los trabajadores del centro psiquiátrico que se estaba construyendo. Las huelgas se produjeron en febrero de 1934. Se habían aliado con la UGT. La causa estaba en el despido de ciento cincuenta trabajadores. La Dirección de Seguridad del Estado actuó enérgicamente mandando una carga de guardia civiles, lo que debilitó en buena parte a la CNT y la UGT alcalaínos para octubre de 1934, pese a que algún seguimiento tuvo aquella otra huelga. Es a partir de 1934 – 1935 cuando aparecen algunos comunistas en Alcalá de Henares, aún sin gran organización. La UGT y la CNT complutenses no se reactivaron de forma fuerte hasta después de la amnistía de 1935 y el paso del verano. Para el otoño ambas sindicales, junto al PSOE y los partidos republicanos se lanzaron a la propaganda para el triunfo del Frente Popular, una coalición ahora de las izquierdas, en las elecciones de febrero de 1936. Incluso la comisión que sustituyó a los partidos que constituían el ayuntamiento no cesó hasta mediados de 1935. El gobierno local fue devuelto a la izquierda, que lo había obtenido en las urnas antes de aquella “imposición paréntesis” del gobierno.

La guerra civil estallaría en Julio de 1936 cuando varios generales conservadores, en contacto con varios políticos de derechas, otros monárquicos y algunos banqueros y empresarios importantes, entre ellos el empresario multimillonario y diputado Juan March, no aceptaron el triunfo electoral de las izquierdas en febrero. No les gustaron las reformas republicanas de 1931 de la izquierda y su desconfianza aumentó tras la observación del enrarecimiento de la política y la sociedad a partir de octubre de 1934. Cierta violencia se había instaurado en la sociedad, causa probablemente de recelos llevados al extremo. El propio nuevo jefe de Estado, Manuel Azaña, sufrió un atentado fallido contra su vida al poco tiempo del nombramiento de su nuevo cargo. Del mismo modo que estudiantes falangistas y socialistas se tiroteaban en las calles cuando se producían huelgas. El caso más famoso de esta violencia tuvo por consecuencia precipitar la fecha de intento de golpe de Estado que desembocaría en la guerra civil. En abril de 1936 el teniente Castillo, de la guardia de asalto (policía de la República), asistió al entierro de un guardia civil en Madrid, resultando que allí les esperaban jóvenes simpatizantes de Falange que les insultaban, ya que aquellos guardias de asalto no sólo defendían al gobierno sino que varios eran simpatizantes del socialismo, como por ejemplo el propio Castillo. El altercado fue a más y Castillo disparó para disolver lo que se transformó en una trifulca, matando al primo de José Antonio Primo de Rivera, Andrés Sáenz de Heredia, e hiriendo a un estudiante de medicina. Desde entonces, varios falangistas le amenazaron de muerte y atentaron dos veces contra él. Al fin, el 12 de Julio por la noche cuatro falangistas encapuchados lograron asesinarle a disparos de bala cuando se dirigía a un cuartel saliendo de su casa. En ese cuartel se supo enseguida lo ocurrido, varios guardias de asalto se dirigieron a la casa del diputado de derechas José Calvo Sotelo, de Renovación Española, quien había dado un discurso muy encendido en el parlamento prácticamente de una extrema derecha comparable a la italiana o la alemana del momento, y por el que recibió una contestación por parte del PCE que se ha interpretado como una amenaza, aunque en realidad el discurso de todos los diputados ese día era muy encendido y amenazante en sí mismo. Tan sólo Izquierda Republicana, de Manuel Azaña, parecía querer calmar los ánimos, pero no lo logró. En la misma madrugada del lunes 13 de Julio, en el traslado en coche del recién detenido, sin cargos claros contra él, Calvo Sotelo, el diputado recibe un disparo en la nuca, es obviamente una venganza política como tantas que se dieron esos días. El Viernes 17 se levanta el ejército de Marruecos, el sábado 18 la guerra se generaliza en toda España. Todos estos hechos de violencia se producían por toda la geografía. En Alcalá de Henares, días antes de la guerra, un altercado entre unos adolescentes y unos militares en la Calle Mayor acabó en un tiroteo contra los adolescentes, se tomaron medidas especiales sobre los falangistas en la ciudad, e incluso hubo un cambio de mandos militares en los cuarteles de la ciudad, por mandos proclives a la República. Los militares debían ir de paisano por Alcalá desde ese mismo momento cuando salieran de sus cuarteles fuera de servicio.
 
Efectivamente Alcalá de Henares fue republicana durante toda la guerra civil, llegando a albergar durante un breve tiempo a las Brigadas Internacionales, e incluso a la NKVD soviética dirigida por Orlov (posterior servicio secreto KGB). Su aeródromo, el más moderno de la época en España, hoy día campus universitario de Ciencias, fue vital en la defensa de Madrid y su población un ejemplo de defensa del régimen democrático por cuantos múltiples bombardeos padecieron desde el comienzo hasta el final del periodo bélico, ya que era vital para acceder a la capital. Si bien es cierto que fue la espontaneidad miliciana de sus habitantes y de la columna anarquista de Cipriano Mera, acompañada de otra del republicano Puigcerdolas, los que en principio garantizaron la legalidad republicana ganada en las urnas. Mientras que en los cuarteles, fieles a la República, debían detener y arrestar a unos pocos proclives a los alzados. El ayuntamiento alcalaíno del periodo bélico fue ocupado en principio por socialdemócratas y republicanos. Pero a partir de 1937, y sobre todo desde 1938, entran en juego en el gobierno local los sindicatos, UGT y CNT, razón por la cual es de creer que la sociedad complutense y sus trabajadores en sí era más fuerte que los políticos locales. Incluso hubo colectivizaciones. 

Lo que ocurrió es que el 11 de enero de 1937 el alcalde de Alcalá de Henares, Pedro Blas Fernández, socialista, reunió a los representantes políticos del ayuntamiento y también a los sindicales que habían formado el Frente Popular. Estos eran: Unión Republicana (UR), Izquierda Republicana (IR), PCE, PSOE, UGT, CNT y Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). El motivo era que debía cumplirse el decreto de ley del Ministerio de Gobernación dado el 4 de enero de ese 1937, por el cual los ayuntamientos y comisiones gestoras debían disolverse para ser sustituidos por Consejos Municipales con todos los representantes del Frente Popular. En Alcalá debían repartirse en esa comisión diecinueve puestos. La UGT, representada por Guillamas, propuso componer la comisión del siguiente modo: 8 representantes UGT, 4 CNT, 2 PCE, 2 PSOE, 2 IR y 1 UR. Sin embargo el representante de la CNT, Morales, sostuvo que la máxima representación debía ser sindical, por ello propuso: 7 UGT, 7 CNT, 1 PSOE, 1 PCE, 1 IR, 1 UR y 1 JSU. Los comunistas, por medio de Hernández, se acercaron más a la propuesta de UGT, aunque barriendo para casa, pidiendo: 6 UGT, 3 CNT, 2 PCE, 2 PSOE, 2 JSU (que se habían acercado al PCE desde el PSOE), 1 UR, 2 IR y el puesto sobrante sortearlo entre las Juventudes de Izquierda Republicana (JIR) y las Juventud Libertaria (JL). Izquierda Republicana (el partido de Azaña), hablando Grajeda, quiso buscar algo más equilibrado: 4 UGT,  3 CNT, 2 PCE, 2 PSOE, 3 IR, 2 UR, 3 para las juventudes (es de creer que el documento que lo contiene en el Archivo Municipal de Alcalá de Henares se refiera a 1 JSU, 1 JL y 1 JIR). Unión Republicana, en voz de Chavarria aceptó totalmente la propuesta de IR sin cambio alguno. Y finalmente el PSOE propuso mediante Fernández Mora: 8 UGT, 4 CNT, 2 PCE, 2 PSOE, 1 IR, 1 UR y 1 JSU. Obviamente la reunión no llegó a acuerdo a alguno y fue el representante de UGT, Guillamas, quien propuso dar por cerrada la misma. El alcalde, Pedro Blas Fernández, remitió el documento al gobernador civil de Madrid para que solucionara la situación, siendo el principal interés combatir a las tropas de Franco. Se puede leer, como se ha dicho, en el Archivo Municipal de Alcalá de Henares (AMAH), en el legajo 1.355/5 de la administración política local durante la guerra. Es de los pocos documentos de ese periodo que se han conservado hasta nuestros días. De este documento se deduce una cosa, que todas las formaciones estaban de acuerdo en que el mayor número de representantes debían estar entre la UGT y la CNT, lo que indica la fuerza de estos en la sociedad alcalaína. No obstante estos fueron los que realizaron colectivizaciones en la ciudad para paliar posibles situaciones de hambre o incluso quienes se las apañaron para buscar maestros en algunos casos para educar no sólo a niños sino también a adultos analfabetos. Ciertamente el gobernador civil debió dar la fuerza en la Comisión Municipal de Alcalá de Henares principalmente a estos sindicatos, ya que son efectivamente UGT y CNT los más destacados según indicios hoy día durante el periodo bélico en la gestión de la ciudad. Sin embargo, tras los sucesos de Mayo de 1938 en Barcelona, cuando los comunistas ejercen su máxima influencia de gobierno estatal por medio de la purga al POUM y el intento de acabar con la influencia de CNT, es posible que en Alcalá repercutiera de algún modo, ya que se asentaban aquí oficiales de la NKVD, es posible que desde esa fecha la UGT tuviera más fuerza aún, o que el PCE tuviera más voz, que no tanto representantes. No hay que olvidar que el último rastro con vida del dirigente del POUM, Andreu Nin, en mayo de ese 1937, desaparece en Alcalá de Henares en manos de agentes soviéticos, y que se sospecha que estuvo en una checa alcalaína donde pudieron matarle. Aunque las más recientes investigaciones hablan más bien de la casa chalet del militar y miembro del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de la República Española (FARE) Ignacio Hidalgo de Cisneros en Alcalá de Henares, aunque, una vez más el historiador Julián Vadillo, tras pasar por el edificio de esa casa en nuestros días, nos dice que no coincide con la existencia de un sótano, como se cita en algunos documentos, por lo que él cree que pudiera tratarse de la casa de Rafael Esparza, también en Alcalá de Henares, quien fue un diputado de derechas asesinado en Madrid capital por republicanos. Vadillo además aporta que los documentos desclasificados de los archivos soviéticos hablan de una casa en "la carretera de Perales", textualmente, y este dato casa con su teoría.

Pero la guerra fue perdida por la República en 1939 y la dictadura franquista duró hasta 1975, o bien hasta 1978 si se prefiere contemplar la fecha de la Constitución en una Monarquía Parlamentaria de sufragio universal y libre con Juan Carlos I, o algo antes hasta 1977 si se prefiere contemplar la fecha de las primeras elecciones para elegir presidente de gobierno y diputados. Alcalá, que resistió incluso un día más que Madrid capital, fue tomada por el general Muñoz Grandes. Fue duramente represaliada toda su sociedad durante los primeros años del franquismo. La proporción de ejecutados y encarcelados alcalaínos es enorme, siendo la de ejecutados unos doscientos, y la de encarcelados aún mayor. La ciudad se llenó de cárceles, de cuarteles reutilizados por los militares franquistas, de conventos ocupados por la Iglesia más conservadora, de edificios en ruinas sin reconstruir, de monumentos a los caídos de Franco, y de una sociedad dividida, ya que la ciudad, que había estado militando en la izquierda, vio impuesto el gobierno político y social de la derecha vencedora de la guerra, que no tanto de la derecha democrática en esos primeros años de dictadura. Aunque los testimonios de la gente mayor llega a hablar de ayudas de gente de derechas a gente de izquierdas en correspondencia con ayudas recibidas durante la guerra en el sentido contrario, o, simplemente, por conocerse de toda la vida. Sin embargo, también se constata cierta división de las calles no establecida, ya que unas eran ambientadas por conservadores o izquierdistas más que otras, bajo riesgo de la gente de izquierda de ser abofeteados o insultados en las calles de derecha. En este sentido muchos ancianos antiguos republicanos, y en concreto Nacarino en sus memorias póstumas, declararon que en los primeros años, cuando hacía mucho sol o lluvia, la gente más de derechas impedía que la de izquierdas andara por dentro de los soportales de la Plaza de Cervantes. Por otro lado, tras la explosión del polvorín militar en 1947 por accidente, la cual fue achacada por el gobierno a un falso sabotaje comunista, Alcalá de Henares, que durante la guerra fue conocida popularmente como Alcalá la Roja, recibió la visita del general Franco. Durante esa visita se puede constatar fotográficamente como se ubicó en cada columna de la Calle Mayor a soldados con el fusil con la bayoneta calada, lo que puede dar idea del posible miedo a un atentado en la ciudad contra el dictador dado el pasado reciente de la mayor parte de sus habitantes.


Daré ahora un gran salto sobre el periodo de la dictadura, el cual debiera ser tratado a fondo en otros estudios para que no quede en un vacío historiográfico. Queda ahí una puerta abierta para más historiadores. Así por ejemplo ahí se da el asunto de la cárcel de presos, las ejecuciones de primer momento, el incendio del Palacio Arzobispal donde estaba el Archivo Central de la Administración, que regresó a la ciudad en forma de Archivo General de la Administración a finales de la década de 1960, queda la explosión del polvorín en 1947 y las represalias en la ciudad, el rodaje de películas de Hollywood y españolas a partir de los años 1950, donde destaca "Espartaco", de Stanley Kubrik en 1960, queda el experimento norteamericano de una bomba de rayos gamma en El Encín en esa década de 1950, lo cual provocó manifestaciones en una época donde estaban prohibidas sin permiso gubernamental, queda la gran llegada de fábricas y el crecimiento de la ciudad, que recuperaría su Universidad en 1977, queda la fundación de la Universidad Laboral, hoy instituto de enseñanza secundaria, o la fundación de una escuela de funcionarios del Estado, y otras muchas cuestiones que se dieron en aquel periodo. Definitivamente, durante la Transición política, dada entre 1975 y 1982, la ciudad demostró seguir siendo más de izquierda que de derecha, pese a los tópicos, siguiendo los gobiernos de izquierda elegidos en las urnas desde el comienzo de la II República e interrumpidos por las alcaldías impuestas de extrema derecha de la dictadura. Antes de analizar los consistorios que lo prueban cabe decir que los partidos conservadores de esta etapa, esto es de derecha o bien los de centroderecha, no tienen nada que ver con la dictadura o la virulencia. Ni mucho menos el autor pretende de este análisis dar a entender una división buenos-malos, nada más lejos de la realidad, ya que en democracia no hay buenos o malos por detentar determinadas ideas, ya que todos desde sus creencias lo que pretenden es ayudar a su sociedad en lo que creen personalmente más correcto, coincidiendo todos en la pluralidad y en la esencia democrática de convivencia pacífica. Dentro de esos parámetros entremos en el análisis de los consistorios de esta etapa de manera rápida e historicista para contestar al tópico de que Alcalá de Henares es conservadora hoy día.

El primer mandato de alcaldía dentro de la democracia de la Monarquía Parlamentaria (1979 a 1983), estuvo a cargo por elección democrática universal de concejales del PSOE y del PCE, básicamente. Hubo concejales también de Unión de Centro Democrático (UCD), como en otras corporaciones municipales habrá concejales de los partidos de oposición, pero para dejar claro de quién era el gobierno mayoritario cito a los partidos que gobernaron en mayoría. En aquel 1979 a 1983 la mayoría era para el PSOE y el PCE, como he dicho. El alcalde fue Carlos Valenzuela Lillo (PSOE). Este alcalde sufrió un atentado en la ciudad, en su coche, el 24 de febrero de 1982 por parte de la extrema derecha, resultando ileso, tan sólo se destrozó el motor del coche. A la vez este hombre era un histórico de la clandestinidad, que contaba en su pasado un haber en el PCE. En la corporación de 1983 a 1987 el gobierno recayó en el PSOE, en el alcalde Arsenio E. Lope Huerta, posterior diputado, aunque ya era alcalde en sustitución de Lillo desde abril de aquel mismo 1983. Lope Huerta además venía de una familia con varios alcaldes y concejales en la ciudad desde el siglo XIX, aunque conservadores, y alguno durante el franquismo. En Febrero de 1987 le sustituyó Teodoro Escribano para que él fuera diputado. Las corporaciones de 1987 a 1991 y de 1991 a 1995 las volvía a ganar el PSOE, teniendo por alcalde a Florencio Campos Corona. La corporación de 1995 a 1999 fue formada por  el conservador Partido Popular (PP) por mayoría simple, resultando que la suma de los diferentes partidos de izquierda con concejales (PSOE e Izquierda Unida –IU-) era mayor, pero sin que acordasen una coalición, lo que indica que la población seguía siendo mayoritariamente de izquierda. El alcalde del PP era Bartolomé González. La corporación de 1999 a 2003 fue gobernada por una coalición PSOE-IU, siendo el alcalde Manuel Peinado (PSOE). Tan sólo las corporaciones de 2003 a 2007 y la de 2007 a 2011, contaron con gobiernos del PP en mayoría absoluta, teniendo por alcalde a Bartolomé González de nuevo. Durante este gobierno se vivieron los atentados de Madrid de 2004, que tanto afectaron e implicaron a la ciudad. A todo esto se añaden las sedes sindicales, las asociaciones de izquierdas, las asociaciones culturales sin filiación política pero con notables afinidades, los cuarteles proclives a la democracia (y que por otra parte son trasladados de la ciudad a otras zonas), los conventos cerrados y reutilizados en edificios de la restaurada Universidad de Alcalá de Henares desde 1977, etcétera. Más aún, fue Alcalá de Henares la que demostró una larga lucha en la calle en los años 1980 y recientemente en los 2010 en defensa de sus fábricas por los puestos de trabajo, también demostró seguir manteniendo un carácter asociativo vivo cuando en 1981 se formó en la ciudad la primera asociación de víctimas del síndrome tóxico, que mantuvo una larga lucha judicial contra los criminales que atentaron contra su salud, como contra el gobierno en defensa de los derechos que les reconocían las sentencias pero el gobierno no cumplía. Y todavía recientemente el 15 de mayo de 2011 fue la segunda ciudad tras Madrid, quizá la tercera tras Barcelona, que espontáneamente se organizó ciudadanamente en protesta contra los abusos realizados con leyes contra los trabajadores en favor de recortes económicos en sectores públicos y lo que se entiende como un sistema enfermo y viciado como el turnismo del siglo XIX. De aquel Movimiento del 15 de Mayo hay que decir además que nació por sí sólo, por sus ciudadanos a partir del día siguiente de los sucesos, sin que nadie viniera desde Madrid, aún más, la gente que vino de Madrid se sorprendió de que ya hubiera asamblea en Alcalá de Henares cuando ellos llegaron. Yo mismo, como alcalaíno participe fui testigo de ello. En estos años hay numerosas asociaciones y una reactivación muy activa de todo tipo de reivindicaciones obreras y sociales en estos sentidos, como por ejemplo la de los afectados por la hipoteca. Como sea, de las elecciones de mayo de 2011 salió por resultado que el PP perdió su mayoría absoluta con Bartolomé González, pero los partidos restantes no llegaron a alcanzar un acuerdo para una coalición de gobierno, estos eran PSOE, IU, Unión, Progreso y Democracia (UPyD, que mal que les pese en su discurso llevan una línea política conservadora) y España 2000, de extrema derecha, opción política que por primera vez tenía un concejal en la ciudad desde que hay elecciones municipales con la Constitución de 1978. Bartolomé González abandonó la alcaldía en 2012 para ser diputado de la Asamblea de Madrid, por lo que el alcalde ahora es Javier Bello. Es obvio que los tópicos, a veces, sólo se quedan en tópicos, dada la trayectoria electoral y social de la ciudad. Desde ese 1979 al actual 2014 sólo de 2003 a 2011 gozó de mayoría absoluta la derecha, en los veintiséis a veintisiete años restantes la mayoría de la sociedad ha sido de izquierdas, o estado de acuerdo con ella con su voto, a pesar de que hayan habido dos gobiernos más de derechas en mayoría simple. 

Todo este contexto histórico complutense, sobre todo el republicano, es de tener en cuenta para el posterior desarrolló del tema que nos hemos propuesto tratar, la depuración de los maestros en Alcalá de Henares. A la entrada de las tropas de Franco, bajo el mando de Muñoz Grandes, eran conscientes tanto de la resistencia de la ciudad como de su trayectoria político-social, o que allí estuvieron soviéticos y brigadas internacionales. Del mismo modo que sabían que aquella era la ciudad natal de Manuel Azaña, cuya casa familiar fue tomada por los vencedores como una de las primeras sedes de Falange en la ciudad al comienzo de la dictadura, para escarnio de los Azaña. Posteriormente sería la sede de la Mutual Complutense, que perdió de su nombre el denominativo de "Obrera", la sede del sindicato falangista, único legal durante el gobierno de Franco. Por cierto, tras el descontrol de los primeros meses de la guerra civil, hay que decir que las órdenes religiosas durante el resto de la guerra en la ciudad no fueron molestadas, y tampoco las asociaciones que aceptaban el gobierno republicano, un ejemplo de ello fue precisamente La Mutual Obrera Complutense, que siendo muy católica no tuvo porqué cerrar sus puertas ya que reconocía al gobierno republicano como el legítimo. Así por ejemplo es de recordar sobre la destrucción de Santa María la Mayor que una carta del alcalde Pedro Blas se quejaba de que se terminó de destruir por los bombardeos del bando franquista. La iglesia comenzó su destrucción con un incendio en el inicio de la guerra. La gente proclive a Franco la achacó tras la guerra a las personas más destacadas de la República en la ciudad, aunque las memorias póstumas de Nacarino y el testimonio de otros ancianos lo desmintieron y avalan que fueron hechos producidos por gente del lumpen de la ciudad con trajes de los sindicatos pero que habían sido rechazados por los sindicalistas porque conocían su mal vivir, estos personajes habían entrado a robar y quemaron la iglesia, según todas estas versiones de los ancianos de la época. Pero para ser más ajustados a la verdad en cuanto a las últimas afirmaciones: todo esto dicho sin olvidar que ninguna guerra es un paraíso de convivencia, pues sino no sería guerra.

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